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ESPECIAL
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TROA
Mesa redonda
Después de la entrega de la estatuilla que constituye la manifes-
tación material del premio Troa, se constituyó una “mesa redonda” que
fue moderada por la periodista Cristina López Schlichting.
En primer lugar, la presentadora comentó, a modo de introduc-
ción, que ha formado parte a lo largo de los años de numerosos actos
de convención social, pero que en ese momento se encontraba en una
reunión de amigos verdaderos que le quieren decir a uno de ellos, como
acostumbra a repetir el Papa Francisco en sus intervenciones, sencilla-
mente: gracias. Gracias porque sus libros nos ayudan a recuperar la
esperanza y la satisfacción de vivir y gracias también por los ratos de
literatura y placer que proporcionan.
Después, durante cerca de una hora los participantes respon-
dieron, desde su particular punto de vista, a la pregunta general, formu-
lada por la moderadora, sobre las razones que cada uno de ellos podía
alegar para explicar por qué lee a José Jiménez Lozano.
En primer lugar le correspondió contestar a Pilar de Cecilia,
miembro del jurado y crítica literaria de la Fundación Troa. En su
respuesta comenzó explicando que le parece imposible no leer al autor
de un libro tan único e inolvidable como lo fue en su día
El Mudejarillo
. A
partir de descubrir el valor de esta obra, la lectura de las siguientes le
parece una tarea obligada, como una inclinación constante, casi
adictiva. Tal vez el motivo sea que en las obras del maestro Jiménez
Lozano no se ve sólo la cara más oscura del mundo, se ve también la luz.
La verdad, la bondad y la belleza.
En sus personajes hay bondad. En su escritura hay una profun-
da belleza, una capacidad de matizar sentimientos con la adjetivación
justa y una notable facilidad para establecer una comunicación íntima
entre autor y lector. Por último en su temática hay verdad, la verdad del
ser humano, hecha de silencios y voces, de aciertos y errores.
Manuel Oriol, en representación de Ediciones Encuentro,
editorial que ha publicado la novela premiada,
Se llamaba Carolina
,
agradece al autor, en primer lugar la confianza depositada en ellos con
los que ya ha publicados seis títulos. Como lector de Jiménez Lozano lo
que más le llama la atención es el estilo, hecho de frases tan cercanas al
lenguaje oral, y las grandes dosis de humor que contienen sus libros a
pesar de que no pueden considerarse pertenecientes al género humo-
rístico. En su contenido, los valores que se destacan son los que, de
modo paradójico, hoy aparecen menos apreciados: la fragilidad, la
sencillez, la modestia. Sus personajes representan la intrahistoria, lo
oculto, la huella que los grandes acontecimientos dejan en las perso-
nas anónimas que sufren o son felices, en silencio.
Jon Juaristi, escritor y profesor universitario y autor de ensayos
donde expone valientemente sus convicciones, prefiere destacar la
dimensión periodística de Jiménez Lozano, que durante muchos años
fue director del periódico “El Norte de Castilla”. Considera que siempre
se habla de sus novelas y ensayos y se olvida que ha sido un muy
influyente maestro de periodistas, además de un gran poeta. Afirma
que ha leído a este autor desde la década de 1960 y que para él fue una
referencia decisiva en el momento de empezar a escribir sus columnas
«Por el retrato veraz y sin maniqueísmos de una época
todavía viva en la memoria de los españoles, por la impor-
tancia concedida a la escuela y a la figura del maestro, por
la reutilización de materiales literarios universales y por la
extraordinaria riqueza de su lenguaje.»
Miembros del Jurado