espíritu humano, sin aspiraciones de gloria y mucho menos pensando
en el enriquecimiento económico, pero sí pugnando por crear, a partir
de los materiales del espíritu humano, algo que antes no existía. De ahí
que con relación a este premio no sea yo más que un mero deposita-
rio. Y en cuanto a su aspecto monetario, no será difícil dar con un
destino equiparable con el propósito y trascendencia de su origen. Sin
embargo me gustaría hacer lo mismo en relación con el presente
homenaje, aprovechando la acción como pináculo desde el cual me
podrían escuchar los jóvenes, tanto hombres como mujeres, que en
este momento se entregan a las mismas angustias y luchas y entre
quienes ya figura aquel que algún día habrá de ocupar el sitio en el que
ahora me encuentro”
La cita fue un poco más extensa pero en sustancia estas bellas
palabras del escritor norteamericano reflejan ya por entero el sentir de
Jiménez Lozano. Quiere él ser observador de los hombres, aunque la
sociedad se escandalice de esta postura positiva. La Humanidad no es
cualquier cosa y nunca se acaba de contarla. Los miembros del jurado
han leído este libro mío, les ha gustado leerlo, unos más que a otros,
pero ha dejado alguna huella en ellos y por eso lo han premiado.
Como despedida, afirma que un premio debe ser agradecido,
por la alegría que causa y porque confirma que lo que contiene ese
libro no está equivocado, y eso es otra alegría mayor.
Con estas palabras de gratitud y un cerrado aplauso a quien las
pronuncia, se dio por finalizado el acto.
Celebración
Los invitados aprovechan la cálida temperatura de un día
primaveral que más bien parece veraniego y la luminosidad de un
largo y sosegado atardecer madrileño para dar un paseo por la Feria
del Libro hasta el lugar donde se les ofrecerá una copa. Allí podrán
refrescarse y comentar cómodamente, entre amigos, las interesantes
palabras que acaban de escuchar y aportar sus propias experiencias
lectoras sobre el galardonado Jiménez Lozano.
Al despedirse, estamos seguros de que gran número de los
asistentes se despiden con la idea esperanzadora de que si no antes,
volverán dentro de un año a reunirse con motivo de la concesión del
próximo Premio Troa, que alcanzará ya el número VI.
SL
ESPECIAL
38
TROA
«Un premio debe ser agradecido, por la alegría que causa y
porque confirma que lo que contiene ese libro no está
equivocado, y eso es otra alegría mayor.»