José Jiménez Lozano,
Literatura de Cámara
D
el mismomodo que existe unamúsica
sinfónica, adecuada para grandes salas y
audiencias, más proclive al alarde instrumental y
al método en su desarrollo expresivo, y una
música de cámara de ámbitomás “doméstico” y
discreto cuyomayor alarde está en su delicadeza,
podría hablarse de una literatura sinfónica y de
una literatura de cámara.
José Jiménez Lozano, flamante Premio Troa
2017 por
Se llamaba Carolina
, podría inscribirse
entre “los escritores de cámara”. Escritores que
componen su obra desde la delicadeza y la
comprensión, desde el amor hacia sus personajes
y hacia sus lectores y a la vida, en suma.
Escritores hechos al susurromás que al grito, a la
sencillez más que a la grandilocuencia, sobre los
que construye una obramayor que, como un
madrigal medieval, describe y se recrea en el
amor y el sentimiento de la naturaleza, lírica y
apasionadamente a la vez.
Lejos de quien escribe enfadado, huraño,
desengañado, incomprendido o atormentado,
Jiménez Lozano teje sus textos desde el amor y la
alegría, desde la armonía de quienmira a los
hombres para resaltar lo que de bello y bueno
tiene cada uno, para rescatarlo. Para buscar la
consonancia y el acorde, sin eludir ninguna línea
melódica, y encontrando en ese contrapunto el
prodigio de su escritura.
En la narrativa de Jiménez Lozano están las
cosas más pequeñas y los más pequeños de los
hombres, y a través de ellos nos explica los más
grandes misterios, las mayores inquietudes y los
más elevados sentimientos humanos en toda la
extensión de su dignidad.
En
Una estancia holandesa
, un libro-conver-
sación con Gurutze Galparsoro, Jiménez Lozano
define al narrador como “alguien quemira el
mundo y a los hombres, y carga con toda la
memoria de ellos para que nada de hombre se
pierda (…) es sobre todo alguien que recoge la
confidencia de voces y personajes y las cuenta”.
Jiménez Lozano nos habla de gente de la
que nadie habla, de “don nadies” a los que sólo la
gran literatura es capaz de atender y, aúnmás,
entender. Jiménez Lozano los toma en su
escritura y nos los muestra, los escucha y nos
cuenta sus historias, se aplica “a algo así como a
fijar o amarrar esas historias. Porque sí, porque es
hermoso, apasionante, porque es vida”.
Pero vidas son las más pequeñas, y
Jiménez Lozano se propone protegerlas,
redimirlas:
“La escritura se alza sobre la vida de los
hombres como un cierto amparo frente al
tiempo. Podemos transmitir una historia olvidada
o lamás pequeña y aparentementemás
insignificante de todas. Es algomuy modesto y
sencillo, pero admirable”.
Quizás un poema de
L
a estación que gusta
al cuco
expliquemejor esa tarea de Jiménez
Lozano:
Seres tan pobrecillos,
vidas tan rotas, derramadas,
¿de dónde sacabais la alegría
queme disteis?
Como la composición de cámara, la obra
de Jiménez Lozano no busca las grandes
audiencias, se ajustamás con el secreto y la
confianza del lector que con la aclamación, y con
ellos encuentra lectores de una fidelidad
SL
ESPECIAL
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TROA
insobornable. En sus libros están también los
silencios que agrandan la palabra justa y sirven,
como en una piezamusical, para subrayar el
sonido por el que se reconoce la verdad de lo que
significa.
De nuevo en
Una estancia Holandesa
,
Jiménez Lozano no se disgusta por “ser así una
especie de escritor secreto (….) o privado como
me gusta ami decir, sino que creo que es lomás a
que podría aspirar un escritor: que sus libros se
encuentren con alguien o ese alguien con sus
libros en un plano de intimidad profunda, de
apasionamiento, de compañía”.
Ymostrarle lo real, sin afeites, sin exhibicio-
nismos ni abusos. No utilizando el lenguaje sino
sirviéndole “en su verdad y hermosura” porque “el
lenguaje tiene quemostrar lo real (…), sin
inflamientos retóricos ni mistéricos, sin coloracio-
nes fraudulentas, sin dar a entender que hay más
de lo que hay o que es real lo que es pintado”.
“La lucha del escritor es por encontrar las
palabras quemuestren lo real y lo levanten
aunque sea de su sepultura, como decía Juan de
la Cruz, las palabras carnales y verdaderas”. Y en
esa tarea se empeña y triunfa Jiménez Lozano que
busca humildemente la palabra justa, aquella que
nombra exactamente lo que es preciso nombrar.
Y en el fondo de todo, los valores, las
certezas universales, que no dependen del
tamaño de la letra en que se escriban ni de la
gravedad o agudeza de la voz que las proclame.
Aquello que está en toda la verdadera literatura
desde que se escribe: “la enorme cantidad de
nobleza humana, belleza y poesía que hay en
toda la escritura que se ha sostenido desde
milenios, desde la Iliada para acá, pongamos por
caso”.
Porque los valores, la bondad y la belleza,
están siempre en la literatura conmayúsculas que
“se entiende solo con lo humano y toca en la llaga,
en el ser mismo de las cosas, que quizás siempre
es un llaga”.
Pero Jiménez Lozano, lejos de habitar en la
tristeza, se acomoda en el lado de la alegría, por
más que pueda lindar con lamelancolía: “Todo
puede ponernos melancólicos e incitarnos a la
melancolía, pero a la vez nuestro corazón puede
latir por la hermosura de la vida y su diaria
maravilla. O hasta por lomismo que nos pone
melancólicos”.
Porque la literatura de Jiménez Lozano
como lamúsica de cámara nos ayuda a acercar-
nos lomejor de la vida, nos pone frente a ella en
el camino de la bondad y la felicidad.
Por
Ángel Rodríguez
Un lector incondicional
Jiménez Lozano teje sus textos
desde el amor y la alegría, desde la
armonía de quienmira a los hombres
para resaltar lo que de bello y bueno
tiene cada uno
En su obra no busca las grandes
audiencias y encuentra lectores de
una fidelidad insobornable