Y LA EDUCACIÓN
EL REFRANERO
«La sabiduría
popular, la
del buen
sentido,
destila una
máxima que
se repite con
la aproba-
ción de
quien la
escucha.»
L
os refranes son como los
vídeos de nuestra experiencia pasada.
Cuando algo sucede con mucha
frecuencia a unos y otros y las
situaciones se repiten, la sabiduría
popular, la del buen sentido, destila
una máxima que se repite con la
aprobación de quien la escucha, con
el fin de que sirva de enseñanza para
el futuro.
Los hay de todas las clases:
esperanzadores y amargos; pesimis-
tas y alegres; generales y excepciona-
les; finos y burdos... pero todos
encierran algo de verdad de la que
podemos aprender para mejorar en
nuestra vida. Y con esta intención
traigo hoy algunos de ellos.
Empecemos por el principio.
Quien tarde se levanta todo el día
trota.
El día del estudiante comienza
cumpliendo la hora de levantarse.
Esto quiere decir que ha de
existir un horario determinado y una
mínima planificación que permita
conocer con antelación lo que
podemos y no podemos hacer.
Este pequeño detalle lleva
implícito el que
a las diez durmiendo
esté
, que reza el siguiente. Es
imposible levantarse pronto si uno se
acuesta tarde. Hay una versión gallega
que dice:
a las diez en la cama estés,
si puede ser a antes mejor que
después
;
si llueve, a las nueve, y
aunque tu cuerpo sea de bronce,
nunca te acuestes más tarde de las
once
.
Bien se ve, porque estos dos
refranes se recogen ya en el siglo XVI,
que lo de la nocturnidad no es algo
moderno.
La naturaleza es muy sabia y el
cuerpo necesita descansar y todo está
dispuesto para que sea así durante la
noche.
Claro que
las mañanas de abril,
dulces son de dormir y las de mayo,
de sueño me caigo
, que indican los
meses más peligrosos para que esto
nos pase. Para el estudio basta el que
dice
quien mucho duerme poco
aprende
, o el de
quien se levanta
tarde ni oye misa ni toma carne
, que
estimula al bien preciado premio de
comer carne en domingo.
En conclusión, hay que tener un
horario y cumplirlo, porque decir y
hacer no es para todos los hombres.
Esta es una enseñanza, que acumula
la experiencia de más de cuatrocien-
tos años.
Para después de levantarse
tiene el refranero previsto un
antidepresivo, rico en magnesio, para
desayunar:
El chocolate excelente
para poderse beber, tres cosas ha
menester: espeso, dulce y caliente
.
Y ahora, a estudiar:
No hay atajo sin trabajo
. Esta
primera tentación de pretender
aprender las cosas sin esfuerzo,
recorriendo menos camino del
señalado, tiene el grave riesgo de
perderse en el intento. La pseudopu-
blicidad insiste una y otra vez en
"aprenda usted tal o cual cosa, sobre
todo inglés, en quince días" o "la
eléctrónica sin esfuerzo", o el "curso a
distancia de guitarra sin solfeo y sin
guitarra”, casi.
El atractivo del sin esfuerzo es
tal que muchos llegan a creérselo.
Pero,
nunca mucho costó poco
.
Convencidos de que nos va a costar
algo, traigo ahora una evidencia, que
cuando se ha consagrado en el
tiempo será porque lleva parte de
razón:
libro cerrado no saca letrado
.
Hay que abrir el libro, por lo
menos, y tener dispuesta la mente
para aprovechar bien todas las
posibilidades, porque
el que no duda
no sabe cosa alguna
.
Preguntar siempre el porqué de
las cosas y no contentarse con las
primeras respuestas es un seguro de
claridad mental. Se ha de profundizar,
ir a las raíces, a las fuentes, y no
aceptar los lugares comunes, sin más.
En la vida actual en la que la
inmediatez de la transmisión de los
sucesos y la necesidad de dar la
información semielaborada, incluye
con frecuencia una gran dosis de
superficialidad, y por eso es más
necesario seguir este sabio consejo.
Relacionado con el anterior está
este otro:
quien pregunta no yerra...
si la pregunta no es necia.
Hay que preguntar hasta que se
obtenga las respuestas oportunas, y
en cualquier caso aplicar
aunque el
Juan José Javaloyes
Doctor en
Pedagogía.
Director de
Identitas,
Asesores de Educación Personalizada
no hay ata jo
sin
trabajo
todo el día
trota
Qui en tarde
se levanta
SL
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44 FUNDACIÓN
TROA