LEER PARA APRENDER
Y cuando ya saben leer, ¿aprenden mejor
en papel o da igual?
Creo que no debemos restringir la
lectura de los niños al papel. Lo cual no
significa que no lean en papel. En esta
segunda fase, a partir de los 8 años, es
responsabilidad de los adultos tener las
herramientas que ayuden a los niños a leer
sea como sea. En el formato que sea. Sea cual
sea el soporte.
Los niños ya han aprendido la base
técnica de leer. Son unos niños que no van a
vivir limitados a un solo formato, necesitan
una alfabetización múltiple. Ya no se trata de
leer a secas, sino de aprender a interpretar en
todos los formatos y soportes que les rodean,
enseñarles a ser “alfabetos múltiples”,
personas capaces de leer, de crear, de
interpretar, de revisar contenido escrito en
múltiples formatos.
Un niño de 9 años de hoy, cuando tenga
19 no vivirá en un mundo como el nuestro.
Probablemente habrá dos revistas en vez de
dos mil, los periódicos tampoco existirán
como tales, habrá muchos libros en papel
pero muchos más en formato electrónico,
habrá pantallas por todas partes, los videos
serán los reyes, tendrán aplicaciones de todo
tipo para gestionar su vida.
Por ejemplo, tienes un niño de diez
años, que está en cuarto de primaria, un curso
en el que deben tener ya un hábito de estudio,
ser capaces de sentarse a estudiar, que
también forma parte de la lectura. El profesor
les enseña a subrayar, o a interpretar palabras
que están en negrita en el libro, pero nadie les
enseña a hacerlo en una pantalla. Cuando ya
sean un poquito más mayores y tengan un
proyecto tecnológico en el cole, cuando
tengan una tableta, si nadie les enseña a
subrayar sobre la pantalla, si no van a poder
tachar sobre la pantalla como tachan sobre un
papel, si para el aprendizaje solo les enseña-
mos a relacionarse con el papel, se van a
quedar limitados. Porque cuando crezcan van
a tener una cantidad brutal de contenido en
pantalla. Cuando ya leen tenemos que dejar
de centrarnos en dónde leen, sino cómo leen,
da igual dónde. En esta línea, una idea positiva
es el proyecto “Leemos” (1).
¿EL EJEMPLO ? ES RELATIVO
¿La afición a leer se hereda? ¿Es decisivo el
ejemplo de los padres?
Tengo tres hijos, soy la misma madre,
van al mismo cole; yo leo mucho, unos me
imitan, otros no, o sea que el ejemplo es
relativo: el niño es selectivo en qué imita. Uno
lee mucho; otro, sin leer mucho, lee muy bien;
y la otra, sin leer mucho, y sin leer muy bien,
sin embargo es la que tiene mejor compren-
sión lectora, la que más retiene. No es solo el
soporte –pantalla o papel–, no es solo si el
libro es bueno o no: es el niño.
No es un problema de edad...
A veces el problema es cómo llegamos
a los padres. Si dices al padre: su hijo tiene
que leer, y su hijo no es muy lector, y el
padre no tiene mucho tiempo, estamos
creando un círculo vicioso que no va a
ninguna parte: el niño no leerá, y el padre no
hará mucho. Llegamos a las familias con un
punto de prejuicio, que a las familias no les
ayuda precisamente a avanzar. “No, es que
los niños tienen que leer en papel”. A mí, con
mi hijo mayor, me da igual que lea en Kindle,
en tableta o en cualquier soporte: lo que
quiero es que lea. Y al final, la manera de
conseguir que lea ha sido buscar textos que
por su contenido le atraen.
¿Por ejemplo?
Le encantan textos de personajes que
le gustan o historias de las que le gusta
buscar información en Internet, o en
Wikipedia.
¿Qué personajes le gustan?
Por ejemplo, Steve Jobs.
Pero ¿cuántos años tiene?
Doce.
¿Y ya le interesa Steve Jobs?
Le atrae gente que ha inventado, los
inventores. Pero si yo le regalo un libro con la
vida de Isaac Newton contada para niños,
me dice “¡mamá, paso!” Y sin embargo, si él
hace el ejercicio de irse a Wikipedia, a buscar,
entonces se le ocurre hacer un PowerPoint y
coge texto, y te cuenta la historia de Isaac
Newton. El niño está aprendiendo, aunque
no creo que vaya a conseguir que mi hijo sea
un gran lector de libros, y de libros de papel.
Lo que sí quiero es que mi hijo sea capaz de
leer algo, de interpretarlo, valorarlo,
entenderlo. Y si puede copiar el ejemplo de
Isaac Newton, mejor que mejor.
LEER EN COMPAÑÍA
Y antes, cuando el niño está aprendiendo,
¿qué medios hay para hacerle leer?
Uno es la lectura dialógica, en la que tú
estás leyendo un cuento con un niño, pones la
voz de un personaje, le dices: “mira lo que va a
pasar, mira el dibujo… ay, Dios mío, estoy
superpreocupada por Pulgarcito”; una lectura
en la que implicas al niño. Está comprobado
que el niño retiene la historia y la vive más
cuando hay una lectura dialógica que cuando
lee en una pantalla. El niño está ejercitando
más las capacidades que necesita para
aprender a leer. Y la implicación es mayor
cuando el libro está en papel.
“Existe un universo
enorme y muy positivo de
aplicaciones muy bien desa-
rrolladas para favorecer el
aprendizaje del niño.”
Esto cuando está aprendiendo a leer. Lo
que no significa que el epicentro sea el libro
clásico en papel, porque los libros para
pequeños en papel no son solo letras, siempre
han tenido dibujos. Cuando son mayores,
necesitan una serie de capacidades de
alfabetización múltiple, y cuando son peque-
ños, necesitan compañía en la lectura; da igual
la pantalla, es importante que el soporte sea
físico, lo cual no quita que se pueda comple-
mentar con contenidos que inciten a la lectura
en un entorno de juego didáctico. Hay
buscadores en Internet específicos para niños
y te llevan a páginas que son como reposito-
rios donde hay todo tipo de contenidos
interactivos.
El elemento clave es el adulto. Pero no
me vale decir: señor padre, señora madre, lea
usted con su hijo. Porque eso puede llevar a
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