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Cuéntame

una ópera

Cumple 20 años

«Las fiestas

de la Navidad

son un

tiempo de

reencuentro,

que nos da la

oportunidad

de transmitir

un legado, de

iluminar a las

nuevas

generacio-

nes.»

Georgina García-Mauriño

(Autora de la colección)

H

ace veinte años que

empecé a escribir e ilustrar aquellos

cuentos que le contaba a mi hijo

Manuel cada noche acompañados de

música clásica. Por las tardes, en el

parque cercano a casa solía salir a

nuestro paso un mirlo, al que pronto

convertimos en nuestro amigo Mirlo

(así, con mayúsculas). Con la

complicidad de Mirlo enseguida me

lancé a contarle mis óperas favoritas.

Con el tiempo aquellas “óperas como

cuentos” fueron editadas como

Colección Cuéntame una Ópera y hoy

siguen invitando a la aventura de la

ópera (en esta preciosa edición con

unos apuntes y guía de audición que

alimentan la curiosidad de los niños

según van creciendo). Porque la

ópera es un arte para mentes

despiertas, oídos atentos y ojos bien

abiertos.

Durante su infancia, Manuel

escuchó muchísima música mientras

jugaba, mientras crecía… También

estudió música, piano, y resultó ser

un chico brillante pero sobre todo

constante en el esfuerzo, como todos

aquellos amigos suyos que también

eran “músicos”. Hoy, a sus veintiún

años, Manuel es perfectamente

cuatrilingüe, y se graduará este año

en los Estados Unidos donde ha

estudiado su carrera gracias a una

beca de mérito, con la que fue

invitado por su universidad. No fue

nada fácil conseguir esas metas, y

puedo afirmar que a lo largo del

camino la música siempre ha sido un

recurso esencial para seguir avanzan-

do, afrontando adversidades y

superando retos. En la infancia los

padres hacemos propuestas que

después pueden resultar recursos

esenciales a los que agarrarse,

especialmente en la adolescencia.

Para mí hijo, la música siempre fue y

es hoy una aliada, que le da confian-

za y fuerza para seguir construyendo

sus sueños, aunque tenga que

enfrentarse a retos insospechados

en medio de este mundo incierto.

Hoy la neurociencia me proporciona

muchas explicaciones a lo que he

vivido con mi hijo y he visto en

muchos niños y jóvenes como él. Y sí,

la mayoría de los niños que crecen

con música son buenos en matemáti-

cas, aprenden idiomas con facilidad,

etc.; pero sobre todo, estos niños se

toman tiempo para ellos, para

reconocer sus emociones, ponerles

nombre, y aprender a gestionarlas y

comunicarlas mejor. Y todas esas

habilidades emocionales y comunica-

tivas les ayudan en la vida, sea cual

sea el camino que elijan. Por eso,

compartir la mejor música con ellos

es un regalo único, que además, nos

proporciona momentos de intimidad

inolvidables.

Las fiestas de la Navidad son

un tiempo de reencuentro, que nos

da la oportunidad de transmitir un

legado, de iluminar a las nuevas

generaciones. Ese es el sentido de mi

trabajo hoy con nuevos proyectos,

como en su día lo fue con Cuéntame

una Ópera. Hoy sigo en mi empeño

de iluminar tu vida con la mejor

música de todos los tiempos, y miro

al futuro con ilusión. Nuestra

aventura empieza aquí, pero si te

gusta “Cuéntame una Ópera”, y

quieres saber algo más sobre su

autora, búscame en la red. “Georgina

y Mirlo” tenemos una web: georgi-

naymirlo.com,

y también página en

Facebook, un canal de YouTube… allí

nos encontrarás.

A FONDO

SL