¿E
s necesario hollar esta ciudad para tomar
constancia de su imagen, y sobre todo para transmitirla? Tal vez
dijera “no” rotundamente Floressas des Esseintes (
A contrapelo
,
Huysmans), viajero sin salir de su casa-camarote, o el jardiel-pon-
celiano Edgardo (
Eloísa está debajo de un almendro
), que viaja sin
moverse de su lecho, con tanta tinta como se ha vertido, con
tanta arte plástica como se ha plasmado o tanto pentagrama
que ha inspirado esta urbe del Neva, nacida de las aguas, como
los héroes míticos, o antihéroes, cual Lázaro de Tormes.
San Petersburgo (o Petrogrado) lleva epónimo
histórico y tiene hasta su fecha natalicia: 27/05/1703, erigida
ipso
facto
en capital de la nación, sucesora deMoscú, que a su vez
volverá a serlo a partir del estado soviético, cuando Lenin, el líder
bolchevique, decide trasladar la sede del gobierno de San
Petersburgo aMoscú, por estar más alejada de los frentes
bélico-europeos y de los núcleos antirrevolucionarios. Entre los
años 14 y 24 del pasado siglo, la ciudad es nombrada Petrogra-
do, calco ruso del topónimo original, a consecuencia del conflicto
bélico con Alemania en la I GuerraMundial. Tras lamuerte de
Lenin (1924), la ciudad pasa a llamarse Leningrado y, con la
liquidación del régimen soviético, recobra su topónimo inicial en
1991.
La fundación de la urbe báltica tiene lugar en período
de guerra, por lo que su primera construcción es la emblemática
fortaleza de San Pedro y San Pablo, en cuyo recinto se elevará la
catedral homónima. San Petersburgo nace y se urbaniza en
condiciones climáticas adversas, lo cual supone un alto precio en
vidas humanas, lamitad de las cuales sucumbe en el intento. Su
suelo, entreverado de canales, está inspirado en la urbe
veneciana y diseñado a lamanera de Amsterdam. Lomismo que
Madrid y Barcelona en nuestra piel de toro, se confrontan en
Rusia Petersburgo y Moscú: aquélla, urbe europea con acceso al
mar; ésta, genuinamente rusa y afincada en pleno interior.
Nuestro insigne escritor don Juan Valera, secretario de la
legación española en la nación eslava, en sus jugosas
Cartas
desde Rusia
(1856-57), llega desde Varsovia a lametrópolis de
Pedro, de la que nos refieremaravillas, pero confiesa
su deseo de conocer Moscú, por cuanto representa la
Rusia auténtica.
Para quien no ha pisado a su pesar –como
es el caso de quien esto escribe- la urbe petersburgue-
sa, la imagen de esa “ventana a Europa” (abierta en la
desembocadura del Neva, venciendo por las armas a
la oposición sueca), está forjada, amén de sus
monumentos y muchas otras glorias materiales, por
las huellas humanas que han dejado sus hijos
relevantes, sean políticos o creadores de cultura. Más
que un viaje turístico, por tanto, cuyos hitos visibles se
pueden obtener a través de las redes internáuticas,
proponemos aquí un esbozo de viaje literario y
musical, que el recuerdo nos vaya desgranando.
En la producción literaria no emerge hasta
comienzos del siglo XIX el que es considerado padre de
las letras rusas: Alexandr Pushkin (1799-1837), muerto,
a estilo romántico, en duelo por el presunto amante de
su esposa. Célebres son sus obras, sobre todo las que
han servido de base a libretos operísticos:
Ruslán y
Ludmila
(Glinka),
Eugenio Oneguin
,
La dama de picas
(Chaikovsky),
El Príncipe Igor
(Borodin),
Boris Godunov
(Mussorgsky),
Mozart y Salieri
,
El gallo de oro
,
Zar Saltán
(Rimsky Korsakov). Pero a partir de aquí desfilará una
pléyade de autores que dignificarán las letras rusas
hasta ponerlas en primera fila de las literaturas de su
siglo. Vieja es la broma lúdica que dice que el escritor
rusomás ilustre es “Tolstoievsky”. Cierto que esa
pareja ha dado buena cuenta en sus novelas de la
ciudad del Neva; a nuestro parecer, ello no obstante,
es Nikolai Gogol quien deja de la urbe una impronta
más marcada si cabe que la de sus colegas más
preclaros, opinión discutible en cualquier caso.
Conviene recurrir de cuando en cuando a la
perogrullada para airear verdades evidentes de las
«La imagen de
esa “ventana a
Europa” está
forjada, amén
de sus monu-
mentos y
muchas otras
glorias mate-
riales, por las
huellas huma-
nas que han
dejado sus
hijos relevan-
tes, sean políti-
cos o creadores
de cultura.»
Petersburgo-Leningrado-Petersburgo:
un topónimo en forma
de sonata
Fermín Tamayo
Doctor en Filología hispánica
26 FUNDACIÓN
TROA