que no se trata casi nunca. Una de esas
verdades preteridas es que una ciudad –lo
mismo que una iglesia u otro edificio artístico
cualquiera- difiere totalmente según se la
contemple desde afuera o desde dentro. Así,
pues, en el caso de la ciudad en cuestión, un
visitante, como Juan Valera, nos resalta la
grandeza y la riqueza de sus lugares principales.
Cierto que Lev Tolstoi sitúa en Petersburgo parte
de
Guerra y paz
, o de
Ana Karenina
(para muchos
su novela más acabada y mejor construida);
pero en ella nos pinta y representa un sector
limitado de la sociedad que muy poco o nada
tiene que ver con los ambientes sórdidos y
oprimidos que nos presenta Feodor Dostoyews-
ky, principalmente en
Crimen y castigo
, donde la
infravivienda y la miseria, la material como la
espiritual, están a la orden del día. Sin llegar a
esgrimir las grandes plumas que en Petersburgo
han sido o sobre ella han escrito, tenemos la
triste realidad que la ciudad ofrece al habitante
medio, no al forastero que la visita y hasta
puede llevarse fotos de recuerdo, sino de
aquellos que día a día han de luchar por su
supervivencia. Como botón de muestra a este
próposito, tenemos lo que cuenta de su vida
azarosa y llena de privaciones una petersbur-
guesa que, pasado el tiempo, se abre camino
hasta alcanzar la cumbre de su arte y profesión:
nos referimos a la soprano lírica mundialmente
famosa y conocida Galina Vishnievskaya, esposa
obrita ya indicada de Gogol, que da lugar a la
homónima ópera cómica de Shostakovich), o un
episodio histórico de hondo calado, como la
Sinfonía nº 7 en Domayor, op. 60, subtitulada
Leningrado
, del propio Shostakovich (1941-42),
compuesta enmemoria y homenaje al terrorífico
y destructivo “Sitio de Leningrado”, acaecido en la
II GuerraMundial (entre 1941-44), tratado
recientemente por BrianMoynahan en su libro
Leningrado: asedio y sinfonía
, obra en que la
ciudad cobra status de héroe protagonista, que
sobrevive a lamasacre sufrida por doble frente e
infligida por ese par demonstruos de exterminio
que fueron Hitler y Stalin.
Como el propio compositor declara en
más de una ocasión, su sinfonía viene a ser canto
y testimonio de la supervivencia heroica de su
ciudad ante la hostilidad y denodado propósito
de su destrucción. El proceso de su creación no
es un recordatorio a posteriori, sino que se
produce enmedio del asedio (1941-42). Es como
si el autor prestara con ello su valiosa aportación
de resistencia, amodo de un soldado gigantesco
con cuya lucha ejemplar inflamara los ánimos de
los beligerantes. La obra se hace escuchar en
1942, ejecutada contra viento y marea, reducidos
los músicos al límite del aliento vital, convertidos
en cadáveres vivientes sin apenas fuelle
respiratorio para arrancar el más triste gemido a
los instrumentos de viento que apenas pueden
sostener.
El saldo oficial demuertos es de
700.000, si bien fuentes oficiosas lo alzapriman
entremillón y medio y dos millones. Visto lo que
hasta ahora se ha esbozado, podemos concluir
que Leningrado yergue su energía inmortal
contra las asechanzas del destino. Cierto que con
la pérdida de su capitalidad en 1917 (fruto de
ingratitud con el escenario donde se inicia la
revolución rusa cuando los bolcheviques toman
el Palacio de Invierno), amén de los asedios y
masacres, hamermado su prestancia económica
y demográfica, lo cual no empece que subsista
su índole de urbemítica, caso señero dada su
corta andadura histórica, si bien, como sostiene
Mircea Eliade, lamitificación es un fenómeno
que no requiere necesariamente un largo trecho
cronológico en la existencia del ser real originario
para que se produzca.
del ilustre violonchelista y director Mstislav
Rostropóvich (Galina Vishnievskaya,
Autobiogra-
fía
).
A la pregunta de qué emblema
urbano demanera espontánea acude a nuestra
mente al nombrar la ciudad que nos ocupa, la
respuesta sería a buen seguro “La Perspectiva
Nevsky” (‘Prospektiva Nevsky’, o ‘Avenida del
Neva’), crisol de heterogénea condición
socio-económica, como toda gran arteria urbana
que se precie. Nikolai Gogol le ha consagrado
uno de sus más célebres relatos, titulado así
precisamente (
La perspectiva Nevski
) y pertene-
ciente a la serie
Novelas petersburguesas
. Un
curioso relato de Gogol que tiene a esta ciudad
como escenario es el surrealista “La nariz”, del
que en su conclusión el propio autor advierte el
sin sentido y la excentricidad de tal estampa. Es
como si Gogol, a través de algunas de sus obras
estuviese adelantando la demencia en que luego
caería. Ahora bien, no hay texto, por absurdo e
incoherente que sea, al que lamúsica, con su
mantomágico no pueda convertirlo en una obra
de arte. Eso es lo que consigue Shostakovich con
la homónima ópera cómica.
Pasemos al terreno de lamúsica,
donde se observa un hecho paralelo al indicado
en la literatura. Es bien entrado el siglo XIX
cuando en tropel irrumpen las grandes figuras
que preconizan lamúsica nacionalista rusa,
encabezadas por Mihail Glinka (1804-57) y
Alecsandr Dargomyzhski (1813-69)). Viene a
continuación el famoso “Grupo de los cinco”,
capitaneados por Mily Balakirev (1837-1910) e
integrado por éste, Cesar Cui (1835-1918),
Alecsandr Borodin (1833-87), Modest Mussorg-
sky (1839-81) y Nikolai Rimsky-Korsakov
(1844-1908), de los cuales descuellan por su
mayor proyección los tres últimos. Si Petersbur-
go tiene su literatura, también tiene sumúsica
como acaso ninguna otra ciudad haya inspirado
cosa semejante. No hablamos, por supuesto, de
su célebre Orquesta Filarmónica, durante
muchos años adosada a su director Evgeny
Mravinsky, así como tampoco de su Teatro
Marinsky-Kirov, de ópera y ballet, rival del Bolshoi
moscovita. Nos referimos amúsicas que tienen
por motivo inspirador un relato cuya acción
transcurre en Petersburgo (caso de
La nariz
, la
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